El Gran Gatsby, Francis Scott Fitzgerald

Una de las grandes ventajas de los libros electrónicos es que permiten rescatar obras clásicas con mucha facilidad. Es el caso de El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald, una novela publicada en los años veinte y que rezuma del estilo de esa generación de escritores.

Es una novela que me ha recordado en parte a Desayuno en Tiffany's, de Truman Capote, por la forma de narrar y por el contenido: el lado oscuro de una época dorada en la que el dinero (a diferencia de nuestros días) parecía crecer en los árboles y estaba al alcance de todo el mundo. La trastienda oscura del famoso sueño americano.

En señor Fitzgerald construye una historia de pocos personajes, lo que ayuda a profundizar en cada uno de ellos, siendo su protagonista un dandy millonario de dudosa reputación y pasado, cuya única ocupación aparente es la de dar fastuosas fiestas en su mansión de West Egg, Long Island, para todos aquellos gorrones que deseen acudir, con la única esperanza de que algún día aparezca un viejo amor. Un amor de juventud que después de mostrarle su afecto lo descartó por no ser millonario. Este despecho es la causa para que el gran Gatsby invierta todo su ingenio con la ilusión de que su amada llegue a comprobar que ha cumplido con el encargo de hacerse rico, y caiga a sus pies rendida y enamorada.

Quizá no es un tema demasiado profundo, pero este entramado es en el que se apoya el autor para desarrollar la vida de seis personajes, el narrador, Nick Carraway, que emigra del interior a New York en busca de fortuna, el antiguo amor de Jay Gatsby, Daisy, y su marido, Tom Buchanan, una pareja de “triunfadores” que han hecho fortuna en Long Island; Myrtle, la amante de Tom Buchanan, su marido, el mecánico George Wilson, y un último personaje, la elegante Jordan, una amiga de los Buchanan que es la encargada de “iniciar” a Nick en la historia y ayudar a Gatsby a ejecutar su plan de reencuentro.

Además de estos pocos protagonistas, en la novela aparecen todos los buscavidas, gorrones, sinvergüenzas, vividores, y fauna neoyorquina en general, que abundan las estrafalarias fiestas de Gatsby.

En realidad no deja de ser una historia de amor, celos, egos y búsqueda del único tótem sagrado de los norteamericanos en los años veinte, el reconocimiento social a través del dinero acumulado. Algo que Gatsby sabe muy bien, y de lo que se vale para sus planes.

Hay dos o tres momentos extraordinarios en la novela que dibujan con extrema claridad la sociedad de ese momento. Uno de ellos es cuando Tom recrea una fiesta en un apartamento alquilado en New York a donde lleva a su amante, a la hermana de ésta, y a Nick (el narrador). Alcohol, lujo y sexo que acaba sacando la parte más oscura de cada personaje hasta que la historia acaba en pelea, o como otro momento en que Gatsby, tras conseguir el anhelado acercamiento a Daisy, pelea con su marido Tom frente a ella para ver quién de los dos merece más su amor.

Me gusta la escritura del señor Francis Scott no directa, como en las películas de época en que las escenas sexuales, por ejemplo, se insinuaban con un beso profundo que daba paso a un fundido a negro y amanecía en la mañana. Todos los espectadores sabían perfectamente qué acababa de ocurrir sin necesidad de mostrar escenas de cama. No es que me molesten las escenas explícitas de cama, pero en el bien de la historia realmente no son necesarias para comprender la trama. El señor F. Scott Fitzgerald actúa de la misma forma. Gatsby ha hecho su fortuna contrabandeando con alcohol, pero no lo explica directamente, sino que deja que el lector llegue por su cuenta a esa conclusión, Mirtle, la amante de Tom, basa la relación con él únicamente por el dinero que tiene y porque la aparta de una vida desgraciada y vacía al lado de un mecánico apagado y mayor que ella, pero esa es una conclusión que hace el lector y que el autor no despeja directamente en ningún momento; o en las fiestas del gran Gatsby en las que es evidente que se realizan orgías en las múltiples habitaciones de que dispone la mansión, y de nuevo en ningún momento el autor mete pluma directa sobre la cuestión.

Ese estilo de narración suave que te va acercando al precipicio de las pasiones humanas con elegancia, para mostrarte al final del camino toda la vergüenza de la trastienda de los personajes, me gusta.

La novela acaba en desgracia, traición, celos, envidia y venganza que llevan a un desenlace terrible.

Extraordinario el entierro de Gatsby, un tipo que tenía docenas de personas diariamente viviendo en su mansión y a cuyo entierro no aparece nadie. Una excelente metáfora de la vida de esos días, lujo, pasta en abundancia, fiesta, y vacío...

Resumen del libro (editorial)

Sin duda, la obra maestra del autor. La novela explora la crisis de identidad de cierta burguesía estadounidense, que vive de espaldas a las penurias de otros sectores sociales. Gira en torno al tema de la destrucción de los valores morales y se basa en la historia de amor entre Daisy Buchanan y Jay Gatsby. Jay, un aventurero que con astucia se ha ganado un puesto privilegiado dentro de una sociedad corrompida, mantendrá con Daisy una relación turbulenta de imprevisibles consecuencias.


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