El puente de los Asesinos, Arturo Pérez-Reverte



Estamos de enhorabuena, ¡el mejor Alatriste ha vuelto!

Tras un par de aventuras del famoso capitán un poco aburridas, por lo menos para mí, como fueron “El caballero del jubón amarillo” y, especialmente, “Corsarios de Levante”, el señor Arturo Pérez Reverte nos ha regalado con esta última entrega una novela fascinante, extraordinaria, brutal, aventura en estado puro, una pieza maestra de la literatura del Siglo de Oro escrita, por increíble que parezca, en el siglo XXI.

Reconozco que se me hace muy difícil explicar esta novela porque me lo he pasado tan bien con su lectura que lo único que se me ocurre es decir que el Capitán sacó su espada y chas, chas contra el italiano, que se hizo su amigo, pero que es un canalla, con quien tiraron pistoletazos, pum, pum, y golpes de daga al cuello, zasss, y la sangre salía a borbotones de la gola del veneciano, y… como un niño explicando una película de Spilberg a sus amigos.

Se me hace del todo increíble que alguien pueda amalgamar con tanta maestría la literatura ágil de nuestros días con los vocablos y el ritmo del castellano antiguo. No comprendo cómo este señor lo ha podido hacer, pero sobre todo cómo lo ha podido hacer tan bien.

En esta nueva entrega del Capitán Alatriste nos encontramos con un personaje principal un tanto envejecido, con sus amigos habituales, Malatesta incluido, y el joven Íñigo Balboa en su papel de narrador, que deben realizar un asalto a una Venecia extraordinariamente bien retratada. No diré mucho más para aquellos que no la hayáis leído y tengáis intenciones de hacerlo, solo que en esta ocasión, una de las cosas que más me ha fascinado es que el autor escribe, ya no en castellano viejo, sino en todos los idiomas, árabe, veneciano, italiano y catalán, imitando las voces de los protagonistas, lo que le da un realismo a la novela brutal.

Acercarse a esta obra requiere de un estómago duro y de un paladar acostumbrado al rancio, como el queso viejo y el vino picado de los bares del interior, porque así son sus personajes, sus letras, los escenarios (magníficamente bien detallados), y la trama.

Quiero agradecer al señor Arturo Pérez Reverte que creara este personaje y su saga, los ratos extraordinarios que me ha hecho pasar, sobre todo con ésta última entrega, son impagables. Para mí, éste es el mejor Alatriste de toda la saga.

Dejo un par de retazos de la novela que me han parecido extraordinarios, como todas las definiciones que hace, ya sean de países, pueblos, lugares, personajes o caracteres. Sé que se me nota que pierdo baba en cada párrafo, pero de verdad que hacía mucho tiempo que no vivía una aventura tan intensa sin moverme de casa.

“Los adversarios permanecían inmóviles, estudiándose, tendidas las espadas que ni siquiera llegaban a rozarse. Pendiente cada cual de su enemigo, mirándole los ojos y no la punta del hierro. Prevenidos a la intención. Yo sabía de sobra – también aquel era mi oficio, pardiez – que entre espadachines de su cuajo no habría juego de pies, ni batir prolongado de toledanas y vizcaínas, ni tretas ingeniosas que esperar. Allí se fiaba todo al entrar y salir de conclusión, a la estocada de punta rápida y la cuchillada veloz como un relámpago. Ninguno iba a arriesgarse si no era sobre seguro. Y así estaban, al acecho, en silencio, perfilados y vigilándose como gavilanes, esperando que descompusiera la guardia el otro. Buscando el hueco por donde meter acero hasta el ánima”

O este otro

“Pues nada define mejor la España de mi siglo, y la de todos, que la imagen del hidalgo pobre y miserable, muerto de hambre, que no trabaja porque es rebaje de su condición; y aunque ayuna a diario sale a la calle con espada, dándose aires, y se echa migas de pan en la barba para que sus vecinos piensen que ha comido.”

Lamento no haber podido hacer un análisis más correcto o concreto de la novela, sobre todo para aquellos que venís buscando resúmenes que copiar y pegar en vuestros trabajos obligados, pero la agitación todavía me mantiene “mirando hacia la parte que daba al mar abierto. En la franja lejana, soleada y azul, el rayo de luz que se abría paso entre las nubes iluminaba las velas blancas de una embarcación que navegaba hacia la isla de los Esqueletos”.

Si esto lo engancha Hollywood…

Resumen del libro (editorial)

«Diego Alatriste bajó del carruaje y miró en torno, descon¬fiado. Tenía por sana costumbre, antes de entrar en un sitio incierto, establecer por dónde iba a irse, o intentarlo, si las cosas terminaban complicándose. El billete que le ordenaba acompañar al hombre de negro estaba firmado por el sargento mayor del tercio de Nápoles, y no admitía discusión alguna; pero nada más se aclaraba en él.»

Nápoles, Roma y Milán son algunos escenarios de esta nueva aventura del capitán Alatriste. Acompañado del joven Íñigo Balboa, a Alatriste le ordenan intervenir en una conjura crucial para la corona española: un golpe de mano en Venecia para asesinar al dogo durante la misa de Navidad, e imponer por la fuerza un gobierno favorable a la corte del rey católico en ese estado de Italia.

Para Alatriste y sus camaradas —el veterano Sebastián Copons y el peligroso moro Gurriato, entre otros—, la misión se presenta difícil, arriesgada y llena de sorpresas. Suicida, tal vez; pero no imposible.

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