El espía de Dios, Juan Gómez-Jurado


Me duró lo que tardó un vuelo de Miami a San Francisco, por suerte, porque el vuelo fue espantoso.

Recuerdo cuando salió la novela en papel, pues yo todavía vivía en Catalunya, y pensé que sería otra novela más del estilo de conspiraciones eclesiásticas, reliquias, bueno, un poco lo de siempre. Y lo cierto es que sí, que es un ejemplo que cumple con todos estos cánones, e incluso el parecido con una de las obras más vendidas de este estilo, Ángeles y Demonios del sr. Dan Brown,  es casi sospechoso, pero no sería justo reconocer el señor Juan Gómez-Jurado le ha dado una vuelta de tuerca que me lo hizo pasar muy bien.

Los personajes, el conjunto de mujer lista y hombre asexuado que hace que en la trama no se genere tensión sexual, los cardenales asesinados por un tipo súper astuto que siempre va un paso por delante, y el clima general de la novela, me recordaron mucho, mucho a la obra cinematografiada del autor estadounidense, pero también es cierto que en El espía de Dios el autor arma una trama que me agarró desde el primer momento y me hizo pasar un buen rato nadando en intriga, pasión, resentimiento, y acción, mucha acción.

Supongo que a estas alturas la mayoría de los lectores del género ya deben haber leído esta novela, pues no en vano lleva mucho tiempo como uno de los best-sellers internacionales, pero para aquellos que no lo hayan hecho todavía les aconsejo que aprovechen el fantástico precio que la promociona en Amazon. Tanto si han leído Ángeles y Demonios, como si no, creo que no se arrepentirán.


Resumen del libro (editorial)

Roma, 2 de abril de 2005. El Papa Juan Pablo II acaba de morir y la plaza de San Pedro se llena de fieles dispuestos a darle el último adiós. Al mismo tiempo, se inician los preparativos para el cónclave del que ha de salir el nombre del nuevo Sumo Pontifice. Justo entonces dos cardenales aparecen asesinados siguiendo un macabro ritual que incluye la mutilación de miembros y mensajes escritos con simbología religiosa. Un asesino en serie anda suelto por las calles de Roma, y la encargada de perseguirlo será la inspectora y psiquiatra criminalista Paola Dicanti. A la cruel astucia del psicópata se unen las trabas que los servicios de seguridad del Vaticano ponen a la investigación: oficialmente las muertes de los cardenales no están ocurriendo y el cónclave debe celebrarse a toda costa. La aparición del padre Fowler, un ex militar norteamericano, supondrá un nuevo desafío para Dicanti, reacia a confiar en el misterioso sacerdote. Pero Fowler conoce el nombre del asesino y guarda un secreto aún más temible: su propio pasado.

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