León el Africano, Amin Maalouf


¡Extraordinario!

Un hallazgo, no por conocido, menos atractivo. ¿Porqué no la leí con anterioridad?

El señor Maalouf nos deleita con una verdera novela histórica, una de verdad, con las peripecias de un musulmán expulsado de la Granada de Boabdil el chico y espía al final de sus días para el papa Clemente VII. La historia se inicia a finales del año 1488 de nuestra era y concluye a finales de 1526. Treinta y ocho años en los que el protagonista, Hasan, recorre con la maestría impresionante del señor Maalouf los reinos de Granada, Fez, Tombuctú, Alejandría, el Cairo, Constantinopla y la Roma del Renacimiento.

Una historia similar a otras grandes novelas históricas relatadas en primera persona por el protagonista, el Médico o Sinué el Egipcio, y que nos transporta a una edad convulsa de la historia en la que la que los imperios aparecen y desaparecen con la misma velocidad de la vida misma. En la que las riquezas y las mujeres hermosas no son más que un bien de Dios, que tal las entrega, las recoge a su libre y divino albedrío.

Es además esta novela un canto a la tolerancia, a la religión bien entendida, a la comprensión del porqué de la estupidez humana, la intransigencia y la ambición. Excelentemente escrita en el ritmo pausado tan habitual de los escritores árabes, Amin Maalouf nos introduce con respeto en la visión de un momento histórico bien conocido por nosotros, los cristianos, desde la óptica europea, pero esta vez a través de los ojos de un musulmán de mente abierta, aventurero, gozador de la vida y agradecido a Dios, al de verdad, no al inventado y reinventado mil veces por los diferentes mandatarios, sultanes, califas, papas, o reyes de turno.

Una demostración de que la única patria es la tierra que pisamos y la única lengua válida aquella que nos permite acercarnos al otro. Una muestra de que la perdida de la identidad por la acogida entusiasta de una nueva no sólo no nos empobrece, sino que nos colma de sabiduría, vida e inteligencia para comprender. Un canto de aceptación de las visicitudes tras el prisma de la esperanza y el acatamiento de nuestro destino. Una prueba patente de que cuando nuestra mente se abre, en palabras de Coelho, "todo el Universo conspira en nuestro favor".

Ya desde las primeras líneas de la obra queda patente esta visión cosmopolita y abierta del mundo:
 "A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano."
Abro una hoja al azar y encuentro otro paraje que explica mejor de lo que yo pudiese hacer en mil años la grandeza de esta historia, "Si la muerte no fuera inevitable, el hombre habría perdido su vida entera evitándola. No habría arriesgado, ni intentado, ni emprendido, ni inventado, ni construido nada. La vida habría sido una perpetua convalecencia. Sí, hermanos, demos gracias a Dios por habernos dado el regalo de la muerte para que la vida tenga un sentido; la noche, para que el día tenga un sentido; el silencio, para que la palabra tenga un sentido; la enfermedad, para que la salud tenga un sentido; la guerra, para que la paz tenga un sentido. Agradezcámosle que nos haya dado el cansancio y las penas, para que el descanso y las alegrías tengan un sentido."

¿Qué más puedo decir? Sólo que en el fuero interno de mi faceta de escritor me avergüenzo profundamente por no tener la capacidad de escribir jamás algo parecido.

Felicidades señor Maalouf, y gracias infinitas por habernos permitido gozar con su fabulosa historia. También gracias a la excelente traducción de María Teresa Gallego y María Isabel Reverte.

Y a vosotros, visitantes ocasionales de estas críticas, os recomiendo sin pudor que os hagáis con un ejemplar de esta novela y gocéis en la soledad del lector de los mejores parajes que he visitado en mucho tiempo.

Resumen del libro (editorial)

Durante la época de crisis en que dos grandes imperios pugnan por la supremacía en el Mediterráneo, un hombre nacido en Granada poco antes de la caída de la ciudad en manos cristianas vive una aventura extraordinaria, uniendo en su experiencia Oriente y Occidente, el mundo cristiano y el islam. La fecunda imaginación de AMIN MAALOUF nos guía a través del portentoso periplo que a partir de entonces inicia quien acabará siendo conocido como LEÓN EL AFRICANO: exiliado en Fez, como tantos árabes andaluces, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, conocerá la misteriosa ciudad de Tombuctú y los quince reinos negros que separan el Níger y el Nilo, El Cairo y Constantinopla, y, finalmente, la fascinante Roma del Renacimiento, antes de acabar encontrando sosiego, después de numerosos avatares, de regreso en su continente natal.

Comentaris

  1. Comparto tu alegría, pues esta biografía novelada me ha traído entretenimiento y diversión y cultura por igual. Así me gusta aprender historia! Todo un descubrimiento. Ahora a por Sinué el egipcio, aunque creo que dejaré un tiempo antes de tomar contacto con este género.

    Saludos!!

    Por cierto, si no te importa te dejo mi reseña. Un abrazo!

    http://ellectorinvisible.blogspot.com.es/2015/09/leon-el-africano-amin-maalouf-1986.html

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