Imaginarios, Carlos Escamilla


Según confiesa el propio autor, él es de Olanchito, una población de Honduras que se caracteriza porque desde el año 1530 en cada casa, por humilde que sea, vive un poeta, y no voy a ser yo quien lo ponga en duda porque en la casa donde nació el señor Carlos Escamilla no solo les nació un poeta, sino que les nació un escritor con un talento extraordinario para este trabajo de juntar letras y convertirlas en historias.

Y esto es lo que ha hecho precisamente el autor en un compendio de cuentos, vivencias e historias, muchas de ellas narradas en primera persona y otras en tercera, pero situadas dentro de su círculo más cercano, juntar letras y convertirlas en pequeñas obras de gran talento.  

Como he dicho en otras ocasiones en este mismo blog, no soy demasiado amante de los cuentos, a pesar de que los disfruto muchísimo mientras los leo, pero si bien entiendo que es un palo de la literatura de gran dificultad y valor literario, creo que en las novelas es donde el esfuerzo y el talento real del autor se ve con mayor claridad, por eso estoy esperando en ascuas una novela de Carlos Escamilla. Él mismo se declara en uno de sus cuentos incompetente para escribir una novela, pero estoy seguro de que no lo es. Solo es miedo escénico previo al reto.

En su libro Imaginarios denota un talento extraordinario, una capacidad de narración que no tiene nada que envidiar a los grandes. Puede parecer exagerado lo que digo, pero no lo es. Quizá la obra no sea la mejor del mundo, pero hay momentos en las letras del señor Escamilla que me quedé boquiabierto con la facilidad de su prosa y la belleza de la misma. Eso es un don, que se entrena, por supuesto, pero es un don que como los famosos pimientos del Piquillo, unos lo tienen y otros non. 

Como en cualquier libro de cuentos, hay algunos que me han gustado mucho, como El diablo, por citar uno de los últimos, y otros que no tanto, pero el conjunto de ellos guarda una línea argumental relacionada con la vida del autor, sus orígenes en Honduras, en Olanchito, y su vida de inmigrante en los Estados Unidos. Y es desde esa óptica de desterrado que delata las penurias de sí mismo y de su entorno por adaptarse al nuevo país, así como describe la añoranza de los inmigrantes y la inestabilidad en la que viven aquellos que han cruzado a tierra desconocida sin llegar a marchar nunca y sin poder regresar jamás.

Os dejo una muestra de un minicuento que se titula Ilusión:
Por mucho tiempo fue el dueño indiscutible del récord de la patada más alta en Latinoamérica.
Luego, alguien le aseguró que en los Estados Unidos ganaría mucho más dinero con el manejo del taekwondo.
Ya han pasado varios años y no volvió a saltar.
Por el contrario, cada vez que se agacha a pegar un ladrillo, le cruje la espalda y, desde el fondo de su alma, maldice a Nueva York.
De verdad os recomiendo las letras del señor Carlos Escamilla, a quien veo como una especie de gran bailarín que no se atreve todavía con una obra completa de Txaikovski, pero al que ya se le adivinan las maneras que lo llevarán al circuito internacional en cualquier momento, y entonces, cuando suceda esta evidencia, nosotros podremos decir: yo ya lo conocía.

Resumen del libro (editorial)

Imaginarios es un libro de cuentos en tres partes.
El futuro, invitan a un joven poeta a participar en la Feria del Libro de Miami.
El presente, vivencias de un joven emigrado a Estados Unidos.
Y el pasado, el mundo mágico en Olanchito Yoro, Honduras.
Imaginarios se enfoca en las influencias culturales de la sociedad latinoamericana en Estados Unidos y al revés; porque de alguna manera ambas sociedades están conectadas, y por lo tanto, es fácil perder el sentido de la realidad cuando se vive en un punto intermedio.

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