La cuarta mano, John Irving
Siempre digo que un libro no sólo depende del autor, de la trama, de los personajes, de los ambientes..., de la literatura vertida por el autor en la obra, en definitiva, sino también de los lectores, tanto o más importantes que la propia obra. De nuestra predisposición, de nuestro tiempo, de nuestro ánimo, de nuestro entorno, de nosotros depende que una novela guste, fascine, o pase sin pena ni gloria por nuestro imaginario. Sólo la unión de ambas partes configuran la impresión final de una novela.
Y por desgracia creo que mi ánimo no ha sido el mejor para acercarme a una nueva obra de John Irving, a quien admiro profundamente, pero que la lectura de esta novela me ha decepcionado bastante. Quise consolarme pensando que sería de sus primeras obras, y todavía me entristecí más cuando vi que era de las últimas que ha escrito...
Me he encontrado ante esta novela con unas expectativas desbordadas por la lectura anterior de "Una mujer difícil", obra maestra bajo mi punto de vista, y lo que he recibido ha sido una novela que parece una copia barata hecha en cualquier taller clandestino de la China.
El personaje principal, Patrick Wallingford (un tipo con menos espíritu que una caja de cartón), es una copia desagradable del dibujante y cuentista Cole, con una vida sexual extravagante, increíble, pero no por estupenda, sino por difícil de creer. Un tipo al que le arranca una mano un león de un mordisco y al que el mundo entero, no en su pueblo, no sus amigos y allegados, no, el planeta tierra al completo, reconoce en cualquier parte como el "hombre del león", convirtiéndolo en una triste celebridad, y que además presenta las noticias sólo en su versión amarilla (el hombre de los desastres, o el hombre del león, lo llaman), pero que sin embargo, y a pesar de esos antecedentes, es un Brad Pitt irresistible para el género femenino, al cual no hace más caso del que necesita para pasar una noche de sexo. No es serio, no hay por donde cogerlo.
El elenco de participantes tampoco se salva, la viuda de un camionero obsesionada con quedarse embarazada (una de las pocas partes creíbles de la historia), con quien apenas tiene relación, más allá de un polvo mal echado en la consulta de un médico, se convierte en la piedra angular sobre la que Wallingford avanza a ritmo de tortuga manca en la trama sin venir a cuento, sin una presentación previa, sin interés, sin profundidad. Un doctor que se pasa media novela ingnorando a su asistente, y de repente, tras verle los gemelos, se enamora y se pasa la otra media parte metido en la cama con ella. No sé, es como un gran puzzle en el que todas las piezas parecen del mismo color, pero en el que ninguna de ellas encaja si no es a golpes. Forzada, esa sería la palabra con que definiría la novela, forzada, aburrida, lenta y poco creíble.
Sí se nota en algunas partes de la novela la gran maestría del autor, no en vano es de lo mejorcito que hay, pero esos retazos son insuficientes, bajo mi punto de vista, para salvar una novela de la que podría haber prescindido totalmente (aunque dudo que la editorial piense como yo).
Con toda sinceridad, admiro a Irving, mis tres acercamientos anteriores a su obra me parecieron extraordinarios, y no quisiera cerrar este comentario sin reconocer que el ácido humor existente en sus obras de referencia, aquí también se puede encontrar (hay que buscar mucho), así como una correcta crítica a los medios de comunicación. También salvaría el personaje de Mary, la "jefa" de Patrick a la postre, envidiosa, ambiciosa y su verdugo final, porque me ha recordado a varias/os directivas/os que he conocido en mi vida, pero poco más, muy poco más.
Un esfuerzo similar al de un entrenamiento atlético para reforzar los músculos lectores, y no más.
Resumen del libro (editorial)
Patrick Wallingford no tiene la culpa de ser irresistible para las mujeres. Aunque su pasividad vital y su desdibujada personalidad sean irritantes, aunque su escasa iniciativa sentimental y profesional sea un incordio, todas desean acostarse con él, y lo cierto es que no les cuesta mucho conseguirlo. Wallingford es periodista en un canal televisivo peligrosamente decantado hacia el sensacionalismo hasta que, en un tragicómico episodio laboral, pierde la mano izquierda y se convierte, de la noche a la mañana, en noticia mundial. Un cirujano le implantará la mano de un muerto en accidente. Pero ese cuerpo extraño, único miembro que ha sobrevivido de otro ser humano que amó, gozó y sufrió con inocente inconsciencia, se enseñoreará misteriosamente de Wallingford, quien, al recuperar el tacto, descubre con asombro aspectos inéditos de su vida emocional. Tal vez a ello no sea ajeno el extraño pacto con Doris Clausen, la joven y hermosa viuda del donante... Con La cuarta mano Irving vuelve con una farsa hilarante que, de repente, cobra el aire dramático de la gran literatura. Estamos seguros de que las tribulaciones del protagonista de esta novela, su lucha contra el delirante mundo de los medios de comunicación y las desdichas que comporta la fama divertirán, emocionarán y darán que pensar a los cientos de miles de lectores que Irving ha conquistado ya en el mundo entero.
Y por desgracia creo que mi ánimo no ha sido el mejor para acercarme a una nueva obra de John Irving, a quien admiro profundamente, pero que la lectura de esta novela me ha decepcionado bastante. Quise consolarme pensando que sería de sus primeras obras, y todavía me entristecí más cuando vi que era de las últimas que ha escrito...
Me he encontrado ante esta novela con unas expectativas desbordadas por la lectura anterior de "Una mujer difícil", obra maestra bajo mi punto de vista, y lo que he recibido ha sido una novela que parece una copia barata hecha en cualquier taller clandestino de la China.
El personaje principal, Patrick Wallingford (un tipo con menos espíritu que una caja de cartón), es una copia desagradable del dibujante y cuentista Cole, con una vida sexual extravagante, increíble, pero no por estupenda, sino por difícil de creer. Un tipo al que le arranca una mano un león de un mordisco y al que el mundo entero, no en su pueblo, no sus amigos y allegados, no, el planeta tierra al completo, reconoce en cualquier parte como el "hombre del león", convirtiéndolo en una triste celebridad, y que además presenta las noticias sólo en su versión amarilla (el hombre de los desastres, o el hombre del león, lo llaman), pero que sin embargo, y a pesar de esos antecedentes, es un Brad Pitt irresistible para el género femenino, al cual no hace más caso del que necesita para pasar una noche de sexo. No es serio, no hay por donde cogerlo.
El elenco de participantes tampoco se salva, la viuda de un camionero obsesionada con quedarse embarazada (una de las pocas partes creíbles de la historia), con quien apenas tiene relación, más allá de un polvo mal echado en la consulta de un médico, se convierte en la piedra angular sobre la que Wallingford avanza a ritmo de tortuga manca en la trama sin venir a cuento, sin una presentación previa, sin interés, sin profundidad. Un doctor que se pasa media novela ingnorando a su asistente, y de repente, tras verle los gemelos, se enamora y se pasa la otra media parte metido en la cama con ella. No sé, es como un gran puzzle en el que todas las piezas parecen del mismo color, pero en el que ninguna de ellas encaja si no es a golpes. Forzada, esa sería la palabra con que definiría la novela, forzada, aburrida, lenta y poco creíble.
Sí se nota en algunas partes de la novela la gran maestría del autor, no en vano es de lo mejorcito que hay, pero esos retazos son insuficientes, bajo mi punto de vista, para salvar una novela de la que podría haber prescindido totalmente (aunque dudo que la editorial piense como yo).
Con toda sinceridad, admiro a Irving, mis tres acercamientos anteriores a su obra me parecieron extraordinarios, y no quisiera cerrar este comentario sin reconocer que el ácido humor existente en sus obras de referencia, aquí también se puede encontrar (hay que buscar mucho), así como una correcta crítica a los medios de comunicación. También salvaría el personaje de Mary, la "jefa" de Patrick a la postre, envidiosa, ambiciosa y su verdugo final, porque me ha recordado a varias/os directivas/os que he conocido en mi vida, pero poco más, muy poco más.
Un esfuerzo similar al de un entrenamiento atlético para reforzar los músculos lectores, y no más.
Resumen del libro (editorial)
Patrick Wallingford no tiene la culpa de ser irresistible para las mujeres. Aunque su pasividad vital y su desdibujada personalidad sean irritantes, aunque su escasa iniciativa sentimental y profesional sea un incordio, todas desean acostarse con él, y lo cierto es que no les cuesta mucho conseguirlo. Wallingford es periodista en un canal televisivo peligrosamente decantado hacia el sensacionalismo hasta que, en un tragicómico episodio laboral, pierde la mano izquierda y se convierte, de la noche a la mañana, en noticia mundial. Un cirujano le implantará la mano de un muerto en accidente. Pero ese cuerpo extraño, único miembro que ha sobrevivido de otro ser humano que amó, gozó y sufrió con inocente inconsciencia, se enseñoreará misteriosamente de Wallingford, quien, al recuperar el tacto, descubre con asombro aspectos inéditos de su vida emocional. Tal vez a ello no sea ajeno el extraño pacto con Doris Clausen, la joven y hermosa viuda del donante... Con La cuarta mano Irving vuelve con una farsa hilarante que, de repente, cobra el aire dramático de la gran literatura. Estamos seguros de que las tribulaciones del protagonista de esta novela, su lucha contra el delirante mundo de los medios de comunicación y las desdichas que comporta la fama divertirán, emocionarán y darán que pensar a los cientos de miles de lectores que Irving ha conquistado ya en el mundo entero.
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