El inquisidor, Patricio Sturlese
El Inquisidor me ha gustaddo. Una buena novela histórica que transcurre en un momento de la historia que parece ser el más manido y deseoso por saber por parte de los autores, la Edad Media.
Como bien dice su título, el personaje central es un inquisidor italiano (raro que no fuera español) en un momento complejo de la historia de la Iglesia y de la propia Europa. Sin embargo, aún reconociendo ya en la primera frase que la novela me ha gustado, creo que la historia está huérfana de contenido. Es cierto que la figura del inquisidor, así como un par de juicios a sendos brujos, está especialmente bien detallada, con los procedimientos macabros de la institución eclesiástica bien definidos, los instrumentos, los nombres de las torturas, el ambiente de los calabozos, la composición de los jurados, las preguntas, los diálogos entre inquisidores y acusados, toda esta parte de la novela es extraordinaria. En muchos momentos pone la piel de gallina pensar que todo lo que aparece en la obra de ficción se llegó a realizar alguna vez, y a mí me ha hecho temblar pensar que yo, seguramente, habría sido uno de esos pobres desgraciados a los que sometían a vejaciones y torturas paridas del conjunto de mentes más retorcidas de toda una época.
Sin embargo, si nos apartamos de la figura central del inquisidor y de los métodos más cercanos a su trabajo, la novela nos deja un poso de vacío. Quizá el autor da por supuesto nuestra erudición medieval, o mejor dicho, nuestra erudición sobre el final del medioevo, porque nos mantiene apartados de la realidad social de una Europa abierta al mundo por los nuevos territorios descubiertos (incluso el inquisidor da un salto a América en busca de unos libros malditos), pero no nos pone en situación. No explica qué potencias están luchando por hacerse un hueco en la nueva estructura mundial, no hay trama política, no existe nada fuera de la figura central del protagonista y de la búsqueda de unos libros.
También se me hizo un poco cuesta arriba el cambio que vive Ángelo de Grasso, que pasa de Inquisidor general de Génova a un amante experto rendido a las primeras de cambio a los placeres carnales con una jovencita (aunque si vemos la historia contemporánea de la Iglesia, lo podríamos entender un poco mejor...), pero fuera de comparaciones poco afortunadas por mi parte, me sorprendió bastante que una figura de la inquisición sucumba con tanta facilidad a los "senos turgentes y la calidez del vientre" de una adolescente en la primera ocasión que se le presenta.
Tampoco me gustó demasiado que la trama central por la que discurre la historia sea el encargo de la búsqueda de un libro, el Necronomicón, tras el que van dos sectas enemigas, una buena y una mala, y la propia Iglesia. Sectas y libros prohibidos a modo de reliquias, o de grandes secretos capaces de acabar con la supremacía de la Iglesia. Demasiado manido para mi gusto.
Sin embargo, como he dicho al inicio de este artículo, la novela me ha gustado. Es de una agilidad de lectura muy agradable, la prosa del señor Sturlese amena, lo bastante densa para pasar por lenguaje histórico, pero al mismo tiempo sencilla para no cansar en demasía al lector.
Un buen divertimento, una obra que se lee en poco tiempo, que nos transporta durante buenos pasajes a una época oscura y a la que esperemos no se vuelva nunca más, pero tan cargada de tópicos que en más de una ocasión he estado a punto de saltar varias páginas para acelerar lo que, sin duda, iba a acontecer.
No sería justo dejar dejar sin valorar un par de giros que me han sorprendido, no como que un inquisidor general se acueste con la primera niña que entra en su alcoba, ni que cambie de bando al modo de una veleta en día de tormenta, sino giros argumentales bien trazados, inteligentes e interesantes. En concreto dos notas negras que han apartado de un plumazo la obra del guión establecido buenos-malos, reliquia perdida, escondida y encontrada por fin por el héroe de la historia que, por supuesto, es el elegido para hacerse con ella y el único capaz de decidir sobre su futuro.
Resumen del libro (editorial)
Un thriller trepidante en el turbulento final del siglo XVI.
Un libro sagrado, prohibido y que puede hacer cimbrar los cimientos de la Iglesia. El inquisidor Angelo DeGrasso emprende una apasionante búsqueda que conduce al lector por un mundo de conspiraciones y sectas. Tras las huellas del Necronomicón, una intriga trepidante y un protagonista fascinante. Thriller, historia, religión y aventura.
Un intenso ritmo de la narración, la fascinación que jerce el personaje principal y la inesperada resolución de las conspiraciones que constantemente se van entrecruzando, mantienen al lector en vilo hasta el inesperado final de la novela. Una novela que sorprende por su originalidad y el poder de evocación de un mundo intrigante y lleno de misterios.
esta bueno
ResponEliminacomo mi mama
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