El caso de la fe, Lee Strobel
No acostumbro a leer apenas ensayo, soy mucho más de novela. Disfruto como un niño imaginando las figuras que el escritor ha parido previamente, mientras que el ensayo me parece una extensión de los manuales y libros de texto que he leído toda mi vida para formarme profesionalmente.
Hace unos meses una muy querida amiga me regaló un libro al
que respondió la promesa de leerlo. Éste es el motivo por el que he leído, un
poco en diagonal, la verdad, la obra del señor Lee Strobel, El Caso de la Fe.
Se trata de un libro escrito por un “pastor y maestro” de la
fe cristiana entendida desde el punto de vista evangélico pentecostal, muy
americano, extravagante, manipulado hasta la vergüenza ajena, y ruidoso, todo lo
contrario a las enseñanzas del maestro Ramana Maharshi, quien propugna que
“solo la experiencia del silencio es conocimiento real y perfecto”. Desde luego
estoy casi seguro de que el señor Strobel (no sé si es o no maestro) no ha
leído a Maharshi, así como que la estructura literaria no es su fuerte.
El libro El Caso de la Fe intenta demostrar de manera casi
empírica la existencia de Dios (del suyo, claro) y para ello dedica una gran
parte del libro a desmontar las que según el autor son las ocho objeciones
para ser creyente. Esta es la estructura literaria de la obra, más algunas
conclusiones personales al final del libro en forma de reflexiones que intentan dar al resto del libro un halo de estudio periodístico en lugar de lo que en realidad es, un folletín evangélico.
En estos ocho apartados utiliza de manera arbitraria todos
los argumentos que se le van ocurriendo, recortes de periódicos, chistes, anécdotas, para después, como en una canción de Estopa, comenzar
cada capítulo suave, casi en una broma, y preparar el terreno para escupir todas sus
conclusiones cargadas con la verdad absoluta en las páginas finales. Es gracioso el capítulo dedicado a Darwin, como para desmontar su teoría utiliza en unos
casos frases científicas sacadas de contexto a favor de sus razonamientos, y en
otros utiliza a las mismas fuentes que páginas antes ha descalificado como
pruebas reales para explicar lo que desde la primera página del libro tiene
claro. O también como afirma que la fe cristiana es la verdadera en contraposición al resto de prácticas religiosas con las que se compara, y que también aseguran el mismo porcentaje de acierto para los suyos, utilizando un argumento tan tolerante como que la verdad solo puede ser excluyente, mientras que páginas más tarde utiliza la misma reflexión para afirmar que la comparación no está en el camino de Dios...
Evidentemente se trata de un plato de arroz para amantes del
arroz, lo que me causa cierta extrañeza es que el autor disfrace la obra como
si estuviera escrita para convencer a los que no lo están, cuando es
simplemente una obra de autobombo para sí mismo y los seguidores de su doctrina.
Me imagino a sus lectores moviendo la cabeza como los perritos que se llevaban
en los automóviles en los años setenta y murmurando “claro, claro”.
Desde luego jamás me atrevería a calificar su lectura de
pérdida de tiempo, porque como muy bien decía el historiador romano muerto en
Pompeya, Plinio el Viejo, hasta en el peor de los libros hay una buena frase, y
como no podía ser de otra forma de éste también la he rescatado, una frase
excelente escrita a bolígrafo en la primera página por mi adorada amiga
“bienaventurado el hombre que halla la sabiduría y que obtiene inteligencia”,
sin duda la mejor frase de todo el libro.
No me gustaría acabar
el resumen de El Caso de la Fe sin recordarle al autor otra gran frase
del maestro Maharshi, “¿es necesario que te muestren el camino en el interior
de tu propia casa?”, a la que yo mismo me atrevería a añadir ¿y que te cobren por ello?
Un periodista investiga las objeciones más difíciles
contra el cristianismo. No siempre es fácil encontrar fe. Es difícil aun para
quienes la desean con desesperación. Lee Strobel empezó como un ateo,
completamente convencido de que Dios no creó a las personas, sino que estas lo
crearon a Él en un esfuerzo por explicar lo desconocido y atenuar su temor
a la muerte. En El caso de la fe, Strobel describió su estudio de
casi dos años de evidencia histórica que lo condujo al veredicto de que Dios en
verdad existe y que Jesús es su único hijo. No obstante, todavía luchaba con
objeciones agobiantes, preocupaciones por asuntos llenos de emoción que dañaban
a muchos que de otra manera abrazarían la fe. En El caso de la fe, Lee
Strobel sondea las preguntas más espinosas, las que llama “las ocho grandes”.
Como usted dice, la fe es cuestión de fe
ResponEliminaMe asombra que con tal aparente conocimiento literario desconozcas que la frase que mas te ha gustado no es de tu amiga sino del uno libro que contiene la verdad, "La biblia" (Proverbios 3:13) Me queda decirte que tu amiga te estima mucho pues quizo mostarte la unica verdad que es capaz de transformar la vida del hombre. Pero la mayoria de los hombres se tropiezan con la verdad, sin embargo se levantan se sacuden y continuan su camino.Es muy triste
ResponEliminaQuerido Israel, esta es una página en la que se habla de literatura, y este libro en concreto, sin valorar la sarta de tontadas que dice, es extremadamente pobre en su confección. Supongo que es eso lo que a usted le parece tan triste, algo que por supuesto comparto al cien por cien.
EliminaAunque si por casualidad lo que le parece triste es que alguien piense diferente que usted, eso no es tristeza, amigo mío, eso sería fundamentalismo/fanatismo, un mal de difícil curación y contra el que yo aconsejaría abrir la mente y los poros de la piel en una sauna turca con buena compañía.
Muchas gracias por pasar por este blog y por sus palabras
Les dijo el Cristo a los maestros de la ley y a los demas... "si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz, pero si tu ojo es malo, tu cuerpo está en tienieblas, y si la luz que hay en ti son tinieblas, cuanto no serán las tinieblas por si mismas...Engañoso es el corazon mas que todas las cosas y perverso, Quien lo conocera?, Yo YHWH que escudriño la mente y pruebo los para dar a cada uno según sus obras... si, necesitamos conocer la verdad acerca de nosotros, pero eso es algo que los ciegos y los tuertos, no pueden hacer, se llamen religiosos o mundanos, sean maestros antiguos o contemporaneos, creyentes o ateos segun sus preferencias... "Conocereis la verdad y la verdad os hara libres" . El Señor sea propicio a todos.
ResponElimina