La frontera invisible: Un viaje a Oriente, Javier Reverte

Había leído mucho sobre este autor, había visto sus libros en los supermercados, en las librerías, en los aeropuertos, y siempre me causó curiosidad la coincidencia de su apellido con otro escritor español, pero nunca me había acercado a sus letras. Sabía que la temática principal de sus obras son los viajes en primera persona, y no es ese un género que me atraiga demasiado. Así como en las novelas disfruto de las vidas inventadas de otras personas, en los viajes me pasa lo contrario, el goce necesito vivirlo en mi propia piel y no a través de las vivencias de otros, por más avezados que estén en estas lides.

Aún así, descargué su crónica de un viade a Oriente y poco a poco me dejé envolver por sus palabras, sus descripciones, por las reflexiones con que salpimenta los relatos, y al cabo de pocas páginas ya me parecía andar tras sus pasos por Teherán, Shiraz, Estambul, o el resto de lugares que visita.

El autor, listo como el hambre, no es hasta bien entrado el relato que, como quien no quiere la cosa, revela su edad, 75 años, y ahí me quedé un rato mirando las letras brillantes del Kindle sin avanzar, frisado, como dicen en República Dominicana. Por la prosa, la actividad y todo lo que iba explicando pensé que leía la crónica de alguien más cercano a mi edad, bueno, en realidad ni siquiera me planteé la edad del narrador, pero imaginar en los ambientes que describe a un hombre casi anciano me llenó de un orgullo y una admiración que no cejaron hasta el final del libro.

Sin embargo, pasadas las horas y todavía con el calor asfixiante de Irán pegado a mi piel, me dio por buscar más información acerca del autor y me encontré con la tristísima noticia de que ese fue su último viaje porque meses después, Javier Reverte, falleció.

La noticia cambió la total percepción de la aventura y me dejó un regusto de amargura intenso. ¿Cómo se puede morir alguien que hacía tan bien lo de vivir? No es justo, como dirían en una película americana, y con toda la razón. Pero lo cierto es que después, cuando asimilé un poco mejor la noticia, un sentimiento de estima y de admiración se fueron apoderando de mí, incluso hasta ahora, mientras escribo este post, porque no deja de ser un hecho extraordinario que una persona venza la comodidad, los miedos, la fatiga, y se lance a vivir una aventura como lo es descubrir la frontera invisible que divide Oriente de Occidente.

Este ha sido un libro que pienso va a ser el primero de la serie..., gracias Javier, aunque fueras del Madrid.

Viaje en paz.

Resumen del libro (editorial)

¿Dónde se encuentra la línea que separa Asia de Europa? ¿Dónde comienza Oriente entendido como geografía y como sentimiento?

Javier Reverte escogió esa frontera vaporosa y vulnerable, la más antigua del mundo, para realizar su último viaje. Eligió como puerta de entrada Estambul y su magnífico estrecho del Bósforo para despues adentrarse en tren hasta remotas tierras iraníes. El resultado es un recorrido hermoso y nostálgico que se detiene tanto en las páginas de la historia antigua -tras la fulgurante estela de Alejandro Magno- como de la contemporánea -las guerras y revoluciones que marcaron el convulso siglo XX-, y que nos recuerda por que Javier Reverte fue el mejor escritor de literatura de viajes en lengua castellana.

Quería ir a Oriente Próximo, una región cuyo nombre resuena a inmensidad, ancianos imperios, guerras estremecedoras, ejercitos perdidos, ciudades enterradas, religiones muertas, viejas lenguas enmudecidas; tambien a pogromos y genocidios, sanguinarios sultanes, guerreros feroces y reyes belicosos, y junto a todo ello, a sensualidad, aventura y poesía.

Javier Reverte

 

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